martes, 23 de febrero de 2010

Yo, soy Europeo y del Mundo.


Tras varios años haciendo intentos en vano por conseguir mi "libertad penínsulera", por fin me llegó el momento... No ha sido a un lugar lejísimos, ha sido al país vecino, pero eso sí, a la ciudad del amor. Preciosa. Pero no tan preciosa como la persona que me llevó de la mano hasta ella... Ha sido una de las experiencias más bonitas de mi vida, y como primer viaje, siempre lo recordaré con más cariño que ningún otro. La Tour Eiffel, el Arco del Triunfo, la Venus de Milo, la Victoria de Samotracio, Notre Dame, la Libertad guiando al pueblo...
Al margen de lo bonito de la ciudad, la maravillosísima compañía que me acompañaba (y lo hará a todos los rincones del mundo), lo más bonito es darte cuenta de que siempre hay más allá. De que vale la pena viajar, ver, sentir y admirar. Ver que todo eso que siempre vemos en los libros, o en las imágenes de la red, puede plasmarse en nuestra retina. No importa si es todo lo que esperábamos o no, lo importante es que hay que vivir la experiencia de vivir.
Me he dado cuenta que no solo soy ciudadano de España, también lo soy de Europa, y por supuesto del Mundo. De la importancia de saber comunicarte con aquello que quieres, y no sólo oralmente (que también es muy importante). Y sobre todo, de que la compañía debe ser siempre especial. Supongo que estar inmersos en una lengua diferente nos ha hecho reflexionar, y darnos cuenta de que todo es poco, y que somos capaces de lo que queremos (en tres días hemos progresado más el inglés que en 22 años).
El Mundo está ahí, esperando a que vayamos a visitarlo...